Este 2 de abril, cuando se anuncien la totalidad de los aranceles que aplicará Estados Unidos a las importaciones procedentes de todos los países con los que sostiene relaciones comerciales, pasará a la historia, no como el Día de la Liberación, como lo ha bautizado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sino como el día en que estalló la primera guerra comercial mundial.
Al grito de “Estados Unidos primero”, ese día y el siguiente (3 de abril), Trump aplicará aranceles recíprocos masivos a los productos procedentes de países extranjeros.
Pretende nivelar, dólar por dólar, los impuestos que le aplican a su país.
"Si ellos nos cobran, nosotros les cobramos", ha repetido constantemente, desde que retomó el gobierno de su país.
Apenas lleva 69 días de su segundo mandato y con mucha prisa está buscando replantear las relaciones comerciales internacionales.
En lo que parece el principio del fin de la globalización económica, Estados Unidos pretende su reindustrialización; establecer un sistema de cobro de aranceles internacional y atraer hacia su territorio a las inversiones estadounidenses localizadas en otros países, más las de todas aquellas empresas extranjeras que quieran vender sus productos en el mercado estadounidense sin pagar aranceles.
Todo su plan arancelario lo sustenta en un argumento de supuesta seguridad nacional, contemplado en la legislación estadounidense de poderes económicos del presidente.
La batería de aranceles que ha venido anunciando más los que está por anunciar, afectan y afectarán a muchos países del mundo.
Estados Unidos es la mayor potencia importadora mundial y la segunda exportadora. El año pasado exportó mercancías por casi 2.1 billones de dólares, e importó productos por casi 3.3 billones.
El comercio exterior representa el 30% de su Producto Interno Bruto.
México es el principal socio comercial de Estados Unidos.
El 60% del volumen de transacciones en el comercio exterior de Estados Unidos recae principalmente sobre Europa, Canadá, México, China, Japón y Korea.
Son los principales socios del comercio exterior de los Estados Unidos.
En las exportaciones Canadá y México ocupan un 34.2% del total, seguido de Europa con 22.1% y el 8% de China en crecimiento durante 15 años.
Los aranceles recíprocos afectarán directa y principalmente a la Unión Europea.
A Donald Trump le ha importado muy poco el acuerdo comercial trilateral y con los anuncios iniciales afecta a sus dos principales socios comerciales: México y Estados Unidos.
Y en contra de los pronósticos, tampoco le ha importado mucho el escenario de una potencial recesión.
La “transición”, como le llamó Donald Trump, parece inexorable. Es un costo que “bien valdría la pena”, ha dicho el secretario de Comercio, Howard Lutnick.
A Trump no le preocupa ni la caída de los mercados, ni el impacto inflacionario de los aranceles.
Frente a tales escenarios, el presidente de Estados Unidos, ha recibido en cambio, anuncios importantes de inversiones de armadoras que están instaladas en México, por lo menos así lo ha afirmado públicamente.
El caso de los 20,000 millones de dólares que anunció Hyunday, destacó en los últimos días.
La política arancelaria de Estados Unidos está generando, por otra parte, el anuncio de represalias.
Los 27 países de la Unión Europea (UE), el mayor bloque comercial del mundo, anunció réplicas arancelarias “rápidas y proporcionadas” de 28,500 millones de euros en tarifas a importaciones de Estados Unidos, en respuesta a la entrada en vigor de nuevos aranceles “injustificados” de ese país al acero y aluminio europeos.
China, el otro gigante mundial, ha anunciado réplicas arancelarias en contra de Estados Unidos y está invitando a las grandes empresas mundiales a invertir en su territorio.
México, por lo pronto ya está siendo objeto de aranceles generales del 25% a sus exportaciones, salvo aquellas que estén bajo el T-Mec; el 25% de aranceles al acero y aluminio.
El 2 de abril entrarán en vigor los aranceles del 25% a los autos y autopartes; más la posibilidad de que aplique aranceles al cobre.
Será el 3 de abril, cuando México, una vez que conozca todos los aranceles que aplicará Estados Unidos, responderá.
Por lo pronto, México ya está bajo la tormenta arancelaria con la que Estados Unidos está cimbrando al mundo.
La Guerra Comercial más tonta de la historia, como la llamó The Wall Street Journal, ya comenzó.